La Plaza de España no es solo un rincón de postal: es un escenario vivo que concentra historia, arquitectura regionalista, anécdotas de cine y hasta festivales de primer nivel. Con sus 50 000 m² de ladrillo, cerámica y agua, sigue asombrando a cada sevillano, turista y apasionado de los monumentos que la visita.
En este post podrás leer:
- 1. El ADN de la Exposición del 29
- 2. El canal veneciano que quiso ser río
- 3. Bancos provinciales: un álbum de historia en azulejo
- 4. Medallones de ilustres y bustos que vigilan
- 5. Torres que desafiaron a la Giralda
- 6. Plató global: de Naboo a Lawrence
- 7. Macroconciertos bajo las estrellas
- 8. Símbolos escondidos en la cerámica
- 9. El susurro de las galerías
- 10. Fuente central: una adición de última hora
- 11. Regionalismo andaluz con toques Art Deco
- 12. De cuartel a aula universitaria improvisada
- 13. Cabalgatas, rodajes y carreras populares
- 14. Un itinerario para curiosos
- 15. Ruta enlazada por Sevilla
- 16. Enlaces imprescindibles para seguir explorando
- 17. Conclusión: un abrazo que sigue latiendo
1. El ADN de la Exposición del 29
Concebida para la Exposición Iberoamericana de 1929, la plaza se levantó entre 1914 y 1928 bajo la batuta del arquitecto sevillano Aníbal González. Su planta semicircular simboliza el abrazo de España a los pueblos iberoamericanos, mientras que la orientación hacia el río recuerda la antigua ruta atlántica hacia América. En los pabellones originales se exhibían avances técnicos y obras de arte; hoy albergan dependencias de la Administración y la Capitanía General, además de un pequeño museo militar gratuito.
Los movimientos de tierra arrancaron en 1914, pero la Primera Guerra Mundial encareció el hierro importado y retrasó la llegada de cemento y azulejos; cuando por fin se retomó el ritmo, la “gripe española” de 1918 obligó a cerrar la obra varios meses, con los peones confinados en un lazareto improvisado en Heliópolis.
Aníbal González —vecino de la calle Abades y figura clave del regionalismo andaluz— chocó en 1926 con el comisario Cruz-Conde por los recortes que comprometían la calidad de la cerámica trianera y presentó su dimisión; su puesto lo ocupó Vicente Traver, responsable de la fuente central y del hoy Teatro Lope de Vega.
2. El canal veneciano que quiso ser río
El foso navegable de 515 m rodea todo el hemiciclo y, aunque hoy funcionen barcas de remo, el proyecto inicial aspiraba a conectarlo con el Guadalquivir mediante esclusas. Forestier, paisajista del Parque de María Luisa, frenó la idea por considerarla un derroche de agua. Los cuatro puentes que lo cruzan representan a los antiguos reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra, detalle que muchos visitantes pasan por alto mientras posan para la foto.
3. Bancos provinciales: un álbum de historia en azulejo
Localizar el banco de tu tierra se ha convertido casi en un ritual. Hay 48 conjuntos cerámicos (Sevilla se “autoexcluye” por protagonismo, y Ceuta y Melilla no existían aún como provincias). Cada banco combina escudo, mapa en relieve y escena histórica; en el de Soria verás a Numancia en llamas, en el de Cádiz el asedio napoleónico y en el de Asturias la gesta de Covadonga. Tip viajero: empieza en el de Álava y avanza en sentido horario para seguir el orden –casi– alfabético.
En el banco de Soria arde Numancia: si te fijas, bajo las llamas se esconde un estandarte romano roto, añadido por el ceramista Enrique Orce como guiño a sus raíces sorianas.
El mosaico de Cádiz muestra a las Cortes de 1812 firmando La Pepa; durante la restauración de 2010 se descubrió el boceto original, con tropas napoleónicas, que se descartó para evitar polémicas.
4. Medallones de ilustres y bustos que vigilan
Encima de los bancos hay 48 bustos de españoles ilustres –de Velázquez a Quevedo–, y en la balaustrada de la galería, 52 medallones con reyes, reinas y conquistadores. La intención era crear una “enciclopedia” visual de la historia hispana antes de que existiera Wikipedia.
5. Torres que desafiaron a la Giralda
Las torres norte y sur, de 74 m, suscitaron polémica porque podían competir con la altura de la Giralda. Finalmente el Ayuntamiento dio luz verde: hoy equilibran la panorámica de la plaza y sirven de improvisado reloj de sol cuando sus sombras caen sobre el pavimento decorado con rosa de los vientos.
6. Plató global: de Naboo a Lawrence
Su estética monumental ha enamorado a Hollywood y a media Europa cinematográfica. La Plaza de España fue Naboo en Star Wars II: Attack of the Clones (2002), cuartel militar británico en Lawrence of Arabia (1962) y palacio del dictador en The Dictator (2012). También aparece en anuncios de perfumes, videoclips flamencos y escenas de la película Knight and Day con Tom Cruise y Cameron Diaz.
Para Lawrence of Arabia se contrataron cientos de figurantes sevillanos vestidos de soldados otomanos, mientras el equipo de David Lean desviaba el tráfico del Parque de María Luisa durante seis noches seguidas.
En 2002, George Lucas cubrió el suelo con paneles de fibra y pintó marcas verdes sobre el canal para recrear Naboo; los artistas de ILM borraron después las pasarelas en posproducción.
Más reciente es el rodaje del videoclip “Recuérdame” de Pablo Alborán, que convirtió la plaza en escenario melancólico al atardecer.
7. Macroconciertos bajo las estrellas
Desde 2021 la plaza acoge el Icónica Santalucía Sevilla Fest, considerado el tercer gran evento cultural hispalense tras Semana Santa y la Feria. Ver un concierto entre los azulejos iluminados es una experiencia única.
El festival pasó de 25 000 asistentes en 2021 a más de 120 000 en 2024 y estrena en 2025 un cartel que abre Justin Timberlake —su única fecha en España— junto a Pet Shop Boys, Kylie Minogue o Maná. La organización presume de sistemas flotantes que protegen la cerámica y de sensores de vibración que bajan los bajos si se superan ciertos decibelios.
8. Símbolos escondidos en la cerámica
Además de escudos, muchos bancos esconden mensajes sutiles. El de Granada muestra la granada abierta –fruta y símbolo heráldico–, mientras que el de Madrid incorpora un oso y un madroño diminutos junto al mapa. Fíjate también en los pequeños estantes laterales: durante la Expo albergaron guías gratuitas y periódicos para que los visitantes “viajaran” por el país sin salir de la plaza.
9. El susurro de las galerías
Prueba este experimento: colócate bajo una de las bóvedas laterales y habla en voz muy baja. La forma cóncava del techo crea un efecto de “galería de los susurros”; la persona situada varios metros más allá te oirá nítidamente gracias a la acústica natural del ladrillo y la cerámica.
El fenómeno funciona porque las bóvedas reflejan las ondas a lo largo del eje central; un murmullo entre 1 kHz y 4 kHz puede viajar más de 30 m sin perder claridad, igual que en la cúpula de St Paul (Londres) o en Grand Central Terminal (Nueva York).
10. Fuente central: una adición de última hora
Aníbal González abandonó la dirección en 1926 y fue Vicente Traver quien añadió la fuente circular en 1927. Hubo quien la criticó por romper el vacío del semicírculo, pero hoy es punto de encuentro para patinadores, músicos callejeros y cazadores de fotos.
11. Regionalismo andaluz con toques Art Deco
La plaza es el mejor ejemplo del estilo regionalista: mezcla neomudéjar (arcos de herradura, azulejos vidriados) con influencias renacentistas y Art Deco. El resultado es un “collage” que celebra la artesanía local: los azulejos proceden de Triana, la forja de herrerías del barrio de San Bernardo y la carpintería de talleres de la calle Alfarería.
Glosario exprés: ladrillo avitolado (con relieve que dibuja sombras), cuerda-seca (técnica que separa colores con manganeso) y volutas de forja inspiradas en los balcones de San Bernardo; todos conviven con yeserías neorrenacentistas y detalles Art Deco que anticipan la arquitectura de la Expo de Barcelona ’29.
12. De cuartel a aula universitaria improvisada
Durante los años sesenta, la Capitanía General cedió aulas a la Universidad de Sevilla mientras se remodelaba la antigua Fábrica de Tabacos. Miles de estudiantes asistieron a clases temporales junto a los azulejos provinciales; aquello dio pie a leyendas sobre exámenes suspendidos por “fascinación arquitectónica” más que por falta de estudio.
13. Cabalgatas, rodajes y carreras populares
Además de conciertos, la plaza sirve cada año como salida de la Zurich Maratón de Sevilla, final de la cabalgata de Reyes y escenario de espectáculos de videomapping cuando llega la Navidad. Incluso ha acogido desfiles ecuestres y exhibiciones aéreas de drones durante la Noche en Blanco.
La Zurich Maratón partió de aquí en 2024 y batió su propio récord con 2 h 03 m 27 s, sexta marca mundial de todos los tiempos y 41 atletas por debajo de 2 h 10 m.
La Cabalgata de Reyes lanza cada 5 de enero 20 millones de caramelos desde 33 carrozas que terminan su recorrido en la plaza; la lluvia de golosinas es tal que Lipasam retira hasta 60 t de dulces del pavimento al día siguiente.
En 2022 un show de 300 drones dibujó la nao Victoria sobre el cielo de la plaza, aunque la segunda sesión se canceló por la avalancha de público que invadió la zona de seguridad.
14. Un itinerario para curiosos
- Amanecer: la luz dorada realza el ladrillo; ideal para fotos sin aglomeraciones.
- Mediodía: rema en la ría para ver de cerca los puentes heráldicos.
- Atardecer: apúntate a un free tour nocturno por Sevilla y disfruta de los reflejos rosados.
- Noche: si hay concierto del Icónica Fest, la iluminación es pura magia.
15. Ruta enlazada por Sevilla
Tras la visita, camina diez minutos hasta el Real Alcázar o sube a la Giralda. ¿Quieres verlo todo con guía experto? Nuestra visita guiada Sevilla Monumental combina ambos monumentos y termina en la plaza para que cierres la jornada como un auténtico sevillano de adopción.
16. Enlaces imprescindibles para seguir explorando
Si te has quedado con ganas de más, pásate por nuestro post sobre monumentos de Sevilla imprescindibles y diseña tu propio itinerario. Y recuerda que tenemos opciones desde visitas nocturnas hasta tours en segway para que descubras la capital andaluz a tu ritmo.
17. Conclusión: un abrazo que sigue latiendo
A punto de cumplir su primer centenario, la Plaza de España mantiene intacta su capacidad de asombro. Bajo el ladrillo rojizo late la memoria de la Expo del 29, el eco de las cámaras de Hollywood, los acordes de los macroconciertos y la vida cotidiana de quienes cruzan sus puentes a diario. Visitarla no es tachar un monumento de la lista; es aceptar el abrazo simbólico que Sevilla tiende al mundo.
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