Se ubican en los Jardines de la Victoria junto al lugar en el que en época romana se hallaba la puerta occidental de la ciudad. Esta sería conocida posteriormente con el nombre de Puerta Gallegos. Su situación a ambos lados de la vía romana como punto de unión de la ciudad hizo que desde época de la república se situasen al margen derecho del Guadalquivir en una zona del Camino Viejo que abarcaba una de las áreas de enterramiento más importantes en la ciudad. Se datan hacia el segundo cuarto del siglo I d.C siendo uno de los monumentos más destacados de la ciudad en lo que construcción monumental funeraria se refiere. Si desea conocer su historia le invitamos a realizar un viaje en el tiempo para adentrarse en el esplendor de la Córdoba romana y en el papel que jugaron estas construcciones.
Historia de los Monumentos Funerarios de Puerta Gallegos
En los años 90 del siglo pasado se realizaron varias campañas de excavación en las que se determinaron que fue en época de Augusto cuando se construyó un primer mausoleo constituido por una zona en la que se disponía el cadáver y, separada con un muro, una sala en la que se procedía a su cremación. Este emperador elevó el mausoleo a la categoría de monumento, por lo que su existencia en Córdoba fue un reflejo de la capital romana.
En los tiempos en que gobernaba Tiberio el proceso de monumentalización que venía realizándose con anterioridad alcanza su apogeo, es entonces cuando se construyen dos monumentos funerarios de iguales dimensiones pero con diferente función. El que se encuentra situado más al norte se eleva sobre un enterramiento anterior, esto nos hace pensar que el destinatario pudo tener lazos familiares en ambos complejos; mantiene un carácter individual y es el que presenta un mejor estado de conservación. Sin embargo, el situado al sur parece que se trata de un enterramiento colectivo.
Tipología y Técnicas Constructivas
Observamos una relación directa con los modelos itálicos estableciéndose igualmente paralelos con ejemplares funerarios hispalenses como los hallados en Mérida o Carmona. Estas edificaciones parecen relacionarse con uno de los sectores de la sociedad romana más importantes: los ordo equester, lo que le otorga un carácter privilegiado que se suma a su propia ubicación ya que forman parte de la imagen de la ciudad muy cercanos a la vía. Dadas estas características su importancia dentro del marco social romano en Córdoba es imprescindible.
En la construcción de estas estructuras cilíndricas observamos que se usan técnicas tradicionales en la arquitectura romana al mismo tiempo que se incorporan nuevas corrientes como es el uso del cemento y el mármol. A pesar de su importancia, a finales del siglo II d.C se invade el área funeraria con construcciones domésticas y comerciales en los barrios a extramuros de la ciudad. Actualmente se pueden contemplar y visitar los mausoleos. En su interior albergan un centro de interpretación del Mundo Funerario Romano que explicaremos a continuación.
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Mundo Funerario Romano
Debemos partir de la base de que el enterramiento era un honor que toda persona excepto los esclavos debían tener. En los comienzos de la civilización romana las clases pudientes tenían la ventaja de elegir su lugar de enterramiento cerca de los templos. Esto cambió tras una normativa del Emperador Vespasiano llevada a cabo para mejorar la salubridad de las urbes. Con ella, se obligaba a toda persona a emplazar su lugar de descanso fuera de la muralla de la población.
Teniendo en cuenta esta nueva normativa, el ritual comenzaba en la casa del fallecido velando el cadáver en la entrada de la vivienda tras haberlo lavado, perfumado y amortajado. Un pregonero al día siguiente anunciaba el velatorio del cadáver durante aproximadamente una semana con sus correspondientes acompañantes. Estos eran las plañideras (mujeres que eran pagadas para llorar), música y cánticos. Debemos recordar que no todas las familias tenían el mismo poder adquisitivo por lo que cada entierro se adaptaba a la economía de cada domicilio. Tras esto se procedía a trasladar en procesión al cadáver y se tomaba la opción de inhumar o incinerar.
Existían distintos lugares de descanso para el fallecido:
- La tumba en caja realizada en madera o en piedra
- El mausoleo, esbozado en este artículo, mucho más grandioso
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