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La Cúpula de la Maqsura de la Mezquita de Córdoba

La maqsura es uno de los espacios más importantes dentro de una mezquita, y a la vez uno de los lugares que, sin duda, resultaron más imponentes dentro de la – ahora – Catedral de Córdoba, antigua Mezquita mayor de la ciudad, uno de los edificios más espectaculares del mundo. Son varios los historiadores que se han planteado cómo fue aquel recinto que se perdió tras pocas décadas; pero lo que sí se ha podido hacer es conocer su ubicación.

Una maqsura es, ante todo, el espacio reservado para el soberano. El califa de Al-Ándalus, líder supremo a nivel político, militar y religioso, entraba a la mezquita por un acceso privado.  Debemos tener en cuenta que el palacio califal, amén de la existencia de la  preciada Medina Azahara, se situaba dentro de la urbe en el edificio situado junto a la mezquita mayor de la ciudad de Córdoba, que funcionó como capital durante muchos siglos. Por ello, se habilitó un acceso especial para los líderes, tanto en tiempo emiral (entre los siglos VIII y X) como en el califal, en el final del siglo X hasta principios del XI.

El gran puente creado entre el palacio y el muro de la qibla (el que debe estar orientado hacia La Meca pero en el caso de la Mezquita Mayor de Córdoba no es así) recibió el nombre de Sabat, y apoyado en tres arcos, servía como acceso elevado hasta el angosto pasillo que desembocaba junto al lugar más sagrado: el Mihrab, la pequeña estancia desde la cual el imán guiaba el rito sagrado.

Un techo Espectacular

Frente al Mihrab, un espectacular lucernario (cúpula con decoración bizantina que permitía la entrada de luz a esta altura del edificio, un regalo del emperador de Bizancio a Alhakén II) marcaba el inicio de la maqsura. El califa, sus cercanos y su familia se situaban en este recinto de carácter no sólo político, sino religioso. Pero la gran cuestión cuando visitamos la Mezquita-Catedral es intentar situar realmente esta sección del edificio. Según la teoría más extendida (y analizada), la entrada estaría en la nave principal, que fue la central hasta que llegase la ampliación ejecutada por el general Almanzor entre el 976 y el 1002; por tanto sería la misma nave que desemboca en el Mihrab, que representa el camino sagrado, por lo que las columnas, desde el principio, fueron tratadas de otra manera, aunque su función siguiese siendo la de sostener las arcadas bicolor del edificio.

Un techo espectacular

Las Cubiertas y Cúpulas de la Maqsura

La tercera gran ampliación, la ya citada de tiempos del califa Alhakén II, supuso la adición de un gran lucernario a la entrada de este último tramo frente al Mihrab, que daría entrada mediante, se dice, puertas doradas, al espacio del califa, protegido por celosías (y por supuesto vigilado para evitar cualquier tipo de atentado).

A los lados, las columnas fueron decoradas con segundas columnas entre las dos alturas de arcos, recreadas cada una con un capitel diferente, recordando los tiempos de la primera mezquita, en la que se habían empleado materiales de acarreo de la desaparecida iglesia visigoda de San Vicente y de los edificios romanos colindantes. Incluso apreciamos en algunos puntos la representación de la vid, un símbolo sagrado en el Islam, relacionado con la abundancia y la fe. Además, se dice que Noé (también presente en las escrituras sagradas del Islam, que comparte el libro antiguo con los cristianos), se dice que fue uno de los primeros en cultivarla.

Alrededor de esta nave central, en las alturas, escrituras en árabe relacionadas con el Corán, pero también aunando religiones (como la principal, en la que alude al judaísmo, a Jesús para los Cristianos y finalmente al Profeta, como una línea de evolución, aludiendo a la protección que prometían a Cristianos bajo su dominio).

La maqsura fue el lugar más importante de la Mezquita (ahora Catedral) de Córdoba, al menos en el ámbito ceremonial, porque como ya hemos dicho, el Mihrab es el lugar más importante dentro del entorno más sagrado (el muro de la qibla). Sin embargo, la mezquita sufrió modificaciones, pero que llegaron mucho antes de la conquista cristiana.

Los historiadores no pueden situar de manera exacta la desaparición de esta maqsura, sin embargo, lo más probable es que con la llegada de la debacle del califato bajo la regencia de Almanzor, primer ministro de Hisham II (hijo de Alhakén II), la fitna (o guerra musulmana) provocó estragos y diese paso a una serie de invasiones cuando almorávides y almohades atacaron la capital, quedándose con el dominio de la misma.

Esto alteraría para siempre el aspecto de muchos elementos, incluso dentro del espacio sagrado, ya que la maqsura se erigió como un símbolo del poder califal, ya inexistente. Y la manera de sobrescribir la historia siempre es la misma: derribando símbolos, renombrando entornos y, si hay opción, desenterrando a algún muerto.

La próxima vez que visitéis la Mezquita de Córdoba, tened especial atención a la nave central, entre los dos grandes lucernarios, porque es el lugar desde el que se tomaron muchas decisiones que afectarían en adelante a la historia de Córdoba, del califato y por ende, de lo que a día de hoy entendemos como España y sus territorios colindantes.

Las cubiertas y cúpulas de la Maqsura

Restauraciones

La primera restauración que se llevó a cabo fue la promovida por el obispo Pedro Antonio de Trevilla, en 1815, cuando se retiraron los retablos de la capilla de San Pedro. A partir de este momento, tenemos otras actuaciones como la de Ricardo Velázquez Bosco en 1912, que fue la que le dio su aspecto actual. Se quieren realizar más intervenciones en la zona de las cúpulas hasta los mosaicos de los muros, pero aún se desconoce la fecha.

Velázquez Bosco se encargó de realizar una serie de intervenciones dentro del edificio, intentando recuperar los materiales originales de la Mezquita Catedral. Una de las primeras intervenciones que llevó a cabo fue recuperar el espacio interior, sustituyendo el pavimento de ladrillo por losas de mármol blanco, comenzando por la parte del edificio que corresponde a la maqsura.

Otra intervención se realizó para la techumbre, siendo posible gracias a las intervenciones que se estaba realizando en las cubiertas de las tres naves que se encuentran al lado de la maqsura donde pudo recuperar algunos tableros y vigas de la techumbre original, gracias a la reutilización de elementos de madera para la elaboración de la cubierta que hubo en el siglo XVIII, se ha podido mantener muy bien conservada. Gracias a la cantidad de piezas que encontró Velázquez, como alguna serie de vigas, tableros y tirantes intactos, pudo saber cómo estaban colocados en su origen, realizando una correcta reconstrucción del artesonado.

Se temía que hubiera alguna vez un peligro de incendio debido a que las reconstrucciones se estaban haciendo en madera, por lo que se tomaron algunas medidas de prevención ante este posible peligro, revistiendo estas maderas con ladrillo y yeso, añadiendo después una capa de yeso puro y de arena, de manera que tuviera mucha más consistencia.

La maqsura representa uno de los momentos artísticos más valiosos del pasado romántico de la ciudad de Córdoba que se quiere recuperar. Gracias a estas intervenciones, si visitamos la Mezquita Catedral podemos ver cómo ha eliminado la distorsión que existía entre las bóvedas que se encuentran junto a la maqsura. Quería hacer una intervención análoga, comenzando por desmontar el altar de la Capilla de la Cena que se encuentra debajo de la bóveda más oriental de las tres que componen la maqsura, para poder recuperar casi por completo el decorado de mosaicos que eran característicos de la etapa de al-Hakam II.

Restauraciones

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