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Medina Azahara

Historia de Medina Azahara

Medina Azahara es uno de los tres patrimonios de la Humanidad que tiene la ciudad de Córdoba. Esta ciudad palatina fue construida en el año 929 bajo el reinado de Abd-al Rahman III. Este fue el último emir independiente y el primer soberano del Califato Omeya de Córdoba, fundado por él mismo. Simbólicamente Medina verá su destino ligado al esplendor y caída de este nuevo gobierno. Su propia creación es un ejercicio de demostración de poder y lujo por parte de Abd-al Rahman III. Una forma de demostrarle a sus adversarios, el recién instaurado Califato fatimí de Ifriqiya, su preponderancia. Además de la rivalidad política que existía entre las dinastías existía una trifulca religiosa. Los fatimíes eran chiíes mientras que los omeyas pertenecían a la rama islámica suní.

Es decir, Azahara tenía que representar la relevancia de la autoridad del califa y también la superioridad moral de su corriente ideológica. Por ello, se diseñó de forma que sorprendiese a los visitantes. Así, la entrada a la localidad se componía de una puerta triunfal seguida de ocho grandes arcos, que a su vez estarían asegurados por toda una serie de soldados y funcionarios. También, el minarete de la Mezquita se elevaba por encima de las callejuelas siendo visible como gran torre desde la lejanía. De igual forma el palacio acaba creando una sensación de continuo flujo de salas y espacios de reunión que gradualmente aumentan en riqueza. Como se ha dicho el Califato y Medina van a estar muy relacionados de forma que el gobierno de Alhakén II, hijo de Abd-al Rahman III no va a traer muchos cambios para la urbe con respecto al de su padre. Más bien la administración de Alhakén II conseguirá mantener e incluso superar la gloria alcanzada.

Lo contrario tendremos que decir de su sucesor Hisham II, que accedió al cargo siendo un niño por lo que se le tendrá que poner un regente, Almanzor. Este famoso personaje convirtió al califa en una marioneta permitiendo que Hisham II pudiese recluirse en Medina Azahara sin hacer mucho más que disfrutar de sus riquezas. Al final, esta situación dará resultado a toda una serie de batallas de poder que terminarán por dividir el Califato en pequeños reinos de taifas. Sin llegar al centenario, Medina acabó sumida en el olvido después de repetidos saqueos y destrucciones. Hasta las primeras excavaciones la creencia era que allí se encontraba Córdoba la Vieja, unos restos de época romana.

Partes de Medina Azahara

Hay que tener en cuenta que del total del yacimiento solo se ha excavado el 10%, es decir, que se trata de un conjunto arqueológico de enormes dimensiones. Era una urbe que albergaba parte del poder califal por tanto a parte de lo grande que sea tiene muchos espacios de gran interés y recomendación. No obstante, estamos ante un espacio protegido, con lo cual hay restricciones en su paseo. Por ello, nos vamos a centrar en las partes fundamentales para entender la composición de su trama urbana. Eso sí, destacar que en Medina Azahara si os fijáis podéis ver parte de la antigua canalización, que resulta muy curiosa por la reutilización  del viejo sistema romano en su beneficio. El agua de la ciudad viene del acueducto de Valdepuentes.

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Las Terrazas

Por su ubicación geográfica, los ingenieros se vieron obligados a estructurarla a partir de tres terrazas superpuestas. Estas, confirieron seguridad al terreno, dispuesto naturalmente en pendiente y además, sirvieron para organizar la ciudad en tres partes diferenciadas por muros, la residencia califal, la administración con el barrio residencial del funcionariado y el espacio público junto con las casas más humildes. De esta manera, en la ciudad se hace una separación entre el ámbito privado y lo oficial o vecinal. Aún así, se puede observar como estas dos estancias de la vida también se asemejan. Por ejemplo, la estructura que se emplea en todos los espacios es similar como entrada existe un sitio abierto y porticado que da lugar a un corredor que distribuye los distintos salones. También la mezquita servía de unión y conexión entre las terrazas media e inferior. Evidentemente las distintas funciones del edificio se reflejan en su decoración y ostentación, de forma que la arquitectura más emblemática se encuentra en aquellos que se dedicaban a la política, y especialmente a la recepción de embajadores. Por supuesto, el palacio era la parte más rica de la ciudad que además se situaba en la zona más alta pudiendo así contemplar la totalidad del territorio.

La Muralla

Como es costumbre, rodeaba la totalidad del recinto poblacional siguiendo el esquema de las tres terrazas. La entrada principal se daba por la Puerta Norte, que era además la que conectaba con el Camino de los Nogales, una de las tres vías por las que se llegaba a Córdoba. A partir de ella, llegaban el grueso de las provisiones que necesitaba la localidad, tanto de alimentos básicos como de objetos de comercio. El hecho de tener unas entradas muy marcadas y controladas facilitaba la seguridad que necesitaba el municipio. Desgraciadamente, al igual que le pasa a otros yacimientos, los sillares ya trabajados resultaban un buen material para las nuevas construcciones del entorno. Así, el robo sistemático de la piedra ha provocado graves deterioros de la muralla. De hecho, lo que hoy vemos es fruto de una reconstrucción parcial de principios del siglo XX. Para comprobar las diferencias es bueno tener acceso a fotografías del recinto durante el siglo XIX.

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El Salón Rico

Sin duda, la edificación que más destaca es el alcázar, es decir, la residencia real. Dentro de sus espectaculares salas, la principal es el Salón Rico, que constituye el eje central del palacio. En él, se debían celebrar las fiestas, ceremonias y recepciones de más alto estatus. Por este salón pasaron las embajadas de casi todo el mundo, desde los reinos cristianos del norte hasta el imperio bizantino y distintos gobiernos del Magreb. Es un espacio dispuesto en planta basilical a través de tres naves cubiertas con arcos que se abren a un estanque con su correspondiente jardín. Los muros que rodean y componen esta estancia están decorados con motivos vegetales que en su conjunto parece que se repiten pero que en realidad cada uno es distinto. Aunque no se conserva la fachada también estaba embellecida con temas naturales pues lo que se pretendía era que la piedra continuase la estética de la flora. También los arcos están pintados de forma bicolor a la manera de la Mezquita de Córdoba. Los techos, que estaban recubiertos de madera, tenían una ornamentación de clara tendencia cosmológica, ya que representaban el firmamento. Todo esto ha sido reconstruido a partir de los restos encontrados y lo que se ve es fruto de la obra del arqueólogo Félix Hernández durante los años cuarenta.

Las viviendas

En la terraza superior solo había tres residencias: la casa real, la casa del sucesor y la casa de Yafar. En la parte más alta estaba el al-mulk, la morada del poder, es decir donde vivía Abd-al Rahman III. Actualmente es una de las zonas más deterioradas del yacimiento. A pesar de esto, es evidente que se trataba de un edificio de gran porte, lo que se puede apreciar a través de los restos de la decoración y su ubicación que dominaba todo el valle del Guadalquivir. Aparte del califa en una zona, algo más baja, también habitaba el primer ministro, Ya´far ibn Abd al-Rahmán. Aunque le da nombre a la vivienda no se sabe si realmente vivió allí. La casa se distribuye a partir de tres espacios: uno público, uno íntimo y otro de servicio. Al oeste de esta construcción está la casa de la alberca. Se supone que allí residía al-Hakam II, quien como sucesor era el único de los hijos del califa que no se encontraba en Córdoba. En el resto del alcázar vivía el servicio o servía para la recepción de gente.

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La mezquita Aljama

El templo se sitúa al este de la ciudad y curiosamente extramuros. Se cree que su construcción data entre los años 941 o 945. Desgraciadamente, su estructura sufrió graves deterioros provocados por el saqueo constante de materiales. Lo que sí podemos decir es que responde al modelo clásico de Mezquita, orientada hacia la Meca, de planta rectangular y dividida en tres espacios básicos, patio, sala de oración y patio de abluciones. Este último, denominado como sahn,  está cubierto con galerías excepto por uno de sus lados que da a la sala de oraciones. Este oratorio (haram) está formado por cinco naves con ocho series de arcos de herradura. El califa del momento podía acceder al haram por un pasadizo que lo conectaba con el Salón Rico. Al lado de la puerta de entrada se encuentra el minarete, una torre anexa al edificio sagrado desde donde el muecín podía llamar a los fieles para que supieran que era tiempo de oración.

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Curiosidades sobre Medina Azahara

A pesar del poco tiempo que se mantuvo habitada, Medina Azahara dejó tras de sí una gran estela y mucho misterio. Este yacimiento arqueológico es el más extenso de toda España y aún queda por estudiar el 90% de su superficie total. Aún así, existen numerosas teorías y curiosidades de este impresionante complejo, os contamos algunas:

El  origen de la ciudad, según la leyenda más extendida, sugiere que Abd-al Rahman III decidió crearla para simbolizar su poder como califa. No obstante, toda gran ciudad que se precie tiene que tener un origen mítico. En nuestro caso, se trata de una supuesta historia de amor. Así, el califa tendría una amante o concubina favorita llamada al-Zahrá a la cual le habría prometido la más magnífica ciudad de todo su dominio. De esta forma, el nombre de la localidad vendría de la palabra árabe flor en honor a esta mujer. Sin embargo, los historiadores creen que la traducción más adecuada sería brillante o resplandeciente. De hecho, la candidatura para la UNESCO  fue fiel a esta teoría bajo el eslogan de ‘Medina Azahara, ciudad califal. Enamórate de la ciudad que brilla’.

La documentación de origen árabe tiende a describir Medina Azahara como un lugar sacado de un cuento, donde las riquezas se fundían con el ingenio. Así, algunas fuentes mencionan que dentro de la residencia real, en el Salón Rico, había un estanque lleno con mercurio en lugar de agua. La razón detrás de este curioso cambio era una argucia preparada por el califa, provocando visiones en los embajadores extranjeros. Así, un sirviente removía el líquido para que diese la sensación de que las paredes se encontraban cubiertas de piedras preciosas que brillaban con el sol resplandeciendo, con el movimiento del astro rey. Esta historia no tiene ningún tipo de evidencia empírica lo que sí se puede asegurar, es que las residencias de las terrazas superior y media tenían agua corriente. Esto se debe al sistema de canalizaciones que aseguraba la llegada del líquido las 24 horas del día.

Esas mismas fuentes también hablan de pabellones y techumbres cubiertas de oro y plata, lo que combinado con cristal hacía que las estancias brillasen con una luz cegadora. No obstante, los materiales son en su mayoría de origen local o traídos desde Portugal. De hecho, el más empleado fue una piedra arenisca muy parecida a la que se usó en la Mezquita de Córdoba. Se cree que las canteras corresponden a las que aún se pueden ver en el municipio de Santa Ana de Albeida. En la residencia real también se hizo uso de mármol blanco de Estremoz y alabastro, sobre todo en las columnas donde se tallaban decoraciones vegetales e inscripciones. Además, en las zonas más ricamente ornamentadas se usó una caliza de color violáceo que permitía un fuerte contraste con los muros estucados y los pintados con tinte rojo almagre. Esto, junto con sus fuentes y parterres hacían de los espacios lo suficientemente espectaculares como para poder prescindir de recursos bastante más caros.

Horarios para visitar Medina Azahara

La visita se inicia en el Museo de Medina Azahara, que ofrece una interpretación de algunos de los objetos más significativos de la ciudad y audiovisuales para la mejor comprensión de su pasado. Su recorrido dura aproximadamente una hora y desde este mismo edificio se coge la lanzadera que lleva a la zona arqueológica. 

Existe un horario de invierno, del 16 de septiembre al 31 de marzo, de martes a sábado de 09:00 a 18:00 y los domingos hasta las 15:00. Del 1 de abril al 30 de junio se amplían las horas semanales hasta las 21:00. No obstante, del 1 de julio al 15 de septiembre el horario se reduce al servicio de domingo, es decir de 09:00 a 15:00. Además de todos los lunes del año el complejo está cerrado el 1 y 6 de enero, el 1 de mayo y los días 24,  25 y 31 de diciembre.

Cómo Llegar a Medina Azahara

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Existe un autobús diario desde Córdoba hasta el conjunto arqueológico. El precio es de 10€ para adultos incluyendo la ida y la vuelta, aunque existen algunos descuentos para menores, familias numerosas, etc. El trayecto se realiza de martes a domingo a las 10:00 o 10:45. Este viaje te ofrece un tiempo de dos horas y media para poder contemplar los restos. Es importante que estéis atentos al horario ya que el autobús es la única forma de volver y de perderlo, os quedareis varados. 

Si la idea es ir en coche, puede hacerse por la Carretera de Palma del Río (A-431) hasta llegar a la indicación de Madinat al-Zahra. No obstante, al llegar al centro de recepción/museo es obligatorio dejar estacionado el vehículo en el parking ya que solo la lanzadera oficial puede acercarse al yacimiento.El trayecto es de más o menos veinte minutos. La entrada es gratuita para residentes de la UE.