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El Real Alcázar de Sevilla

Sin duda, el Real Alcázar es el principal edificio civil de la capital. Constituye un edificio de gran complejidad en volúmenes, cronología y funcionalidad. Históricamente ha servido de sede de diferentes dignatarios, príncipes musulmanes y reyes castellanos. Desde 1931 es propiedad municipal, aunque continúa siendo la residencia en las visitas reales. Su funcionalidad en la actualidad, además de residencia Real, es la de acoger celebraciones de actos protocolarios municipales y privados, foro cultural, aula universitaria y monumento turístico. Desde 1987 está inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO. 

Los periodos islámicos y cristianos han dejado huella en forma arquitectónica y paisajista. De este modo, el perfil y aspecto que nos ofrece, es el resultado de una serie de construcciones y destrucciones efectuadas a través de la historia de la ciudad. 

Historia del Real Alcázar de Sevilla

El primitivo Alcázar lo traza Abdallah ben Sinan a comienzos del siglo X (914). La muralla de aquel periodo califal que hoy envuelve el patio de banderas se situó justo en el lado occidental de lo que fuera la calzada romana que conducía a Orippo, al puerto fluvial y al foro romano. Los reyes taifas, que gobernaron en el siglo XI, realizaron nuevas ampliaciones del palacio califal, dirigiéndose hacia poniente, buscando el cauce del río Guadalquivir como foso natural. Es en la etapa almohade, cuando Sevilla se convierte en capital del nuevo imperio marroquí, cuando se llevan a cabo las obras más importantes de ampliación.

En los anteriores recintos, califales y abbadita, se construyeron nuevos palacios, de los cuales han llegado hasta nuestros días importantes y conocidos vestigios, como el conocido lienzo del Yeso. En la Reconquista cristiana, el rey Fernando III toma posesión del Alcázar, encontrándose con un conjunto palatino de unas dimensiones poco conocidas en los territorios castellanos. Mucho debió gustarle las sinuosas formas heredadas de la conquistada cultura musulmana, ya que 3 años después, en 1252, muere en el recinto palaciego. Es su hijo, el rey Alfonso X, quien manda transformar algunas de las antiguas estructuras almohades para construir su palacio gótico.

Este palacio se componía de cuatro salas, dos paralelas al patio del Crucero almohade y otras dos perpendiculares, situadas en los extremos de las anteriores. El palacio mudéjar fue mandado hacer por el rey Pedro I, continuando en la línea de su padre con alarifes y carpinteros de origen musulmán, procedentes de Sevilla, Granada y Toledo. Se utilizaron materiales perecederos, como son la cerámica, el yeso y la madera. Por tanto, nos encontramos con un edificio históricamente cristiano pero artísticamente musulmán. 

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Con el siglo XVI se aumentan considerablemente las rentas alcazareñas, gracias a los años del ‘puerto y puerta de las Indias’. Se realizan las obras más importantes del palacio mudéjar, completando las dependencias del rey D. Pedro. Asimismo, el control de los enseres y bienes procedentes del nuevo mundo, hace que la reina Isabel la Católica cree la Casa de Contratación de las Indias, que en definitiva se trata de un conjunto de almacenes de la que hoy queda únicamente la sala de Audiencias, un espacio rectangular conocido como Cuarto del Almirante.

En el siglo XVII, el recinto se va a ver enriquecido con nuevas e importantes obras por la visita a la ciudad de Felipe III. Siguiendo las órdenes del alcalde y del primer ministro, los arquitectos se centraron en los jardines y en modernizar de manera general los edificios. Uno de los espacios que en esta época se pierde es el Patio del León, ya que, sirviendo como el mayor teatro de la ciudad, fue pasto de las llamas a finales de esta centuria. Con el reinado de Carlos II se realizan obras de conservación. Y es con la llegada de la primera etapa borbónica cuando el recinto gozaría de la ampliación de la portada del apeadero y la construcción de la Armería Real, hoy destinada para salas de exposiciones. 

En el reinado de Fernando IV, el terremoto de Lisboa causa estragos en diversas zonas del Alcázar, siendo necesario apuntalar la galería de grutescos y los baños de Doña María de Padilla en el plano inferior del jardín del crucero. Con Carlos III se construye el corredor entre el apeadero y el patio de la Montería, y se levanta la crujía desaparecida del palacio gótico con un pórtico adyacente de traza clasicista. En el reinado de Isabel II, sirvió como residencia a los duques de Montpensier durante unos años, y para su acomodo realizaron importantes obras de restauración, especialmente en el palacio mudéjar. En los tiempos pretéritos, son numerosas las obras de conservación que se han ido manteniendo gracias al seguimiento de su propietario, el ayuntamiento de Sevilla. 

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Partes del Real Alcázar de Sevilla

Como hemos visto a través de su historia, los Reales Alcázares son una sucesión de espacios, correspondientes a los diferentes momentos históricos que ha vivido la ciudad, en ello se refleja el gusto artístico y los intereses propagandísticos de los diferentes gobernantes. A continuación, vamos a desarrollar las partes más importantes del monumento y jardín, con sus diferentes estancias para que no te pierdas los entresijos de su historia.

Palacio gótico

Es Alfonso X el Sabio quien manda a transformar antiguas estructuras almohades y decide construir su palacio gótico. Formado de cuatro salas que se cruzan perpendicularmente y cubiertas con bóvedas de nervaduras. En el exterior, recios contrafuertes tratados como torres almenas ocupando los cuatro ángulos de las salas que ocultan escaleras de caracol. Durante el siglo XVI, a estas estancias se las conocía como “Salas de las Bóvedas o de las Fiestas”, porque en ellas se celebraban los banquetes de bodas o festines. Es en este periodo cuando goza de una intensa remodelación que dulcifica su austeridad medieval con las piezas renacentistas.

Como consecuencia del terremoto de Lisboa en 1755, el palacio resintió el hundimiento de su nave septentrional, lo cual fue mandado a reconstruir por el rey Carlos III. En la actualidad, lo que apreciamos por tanto es la intervención tardobarroca, aunque en los últimos años se han realizado trabajos en las yeserías, en sus bóvedas, en las puertas, la solería, y el zócalo de mármol. 

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Palacio de Pedro I

La fachada principal del palacio mudéjar cierra el testero de fondo del patio de la Montería, y se organiza con dos cuerpos laterales de doble altura, el inferior con arcos de medio punto, enmarcados por alfices y apeados sobre pilares de sección rectangular construidos en ladrillo. Mientras que el superior está compuesto por un gran arco central, también de medio punto, apoyado en pilares de ladrillo y adornado en sus enjutas por atauriques, flanqueado a cada lado por grupos de tres arquillos peraltados sobre columnillas de mármol, prolongadas en paños de sebka.

Las galerías superiores enmarcan las ventanas de los salones principales del palacio alto, adornadas a su vez con yeserías ejecutadas después de la conquista del reino de Granada, como lo indican las granadinas heráldicas que las adornan. En el cuerpo central, la piedra, la cerámica, la madera tallada y el ladrillo se combinan unitariamente a pesar de ser ejecutados por artesanos de diferentes tradiciones decorativas. En el dintel se encuentran lemas alusivos a Alá y la grandeza del rey D. Pedro.

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En su interior encontramos el Salón de Embajadores, el centro del área pública. Tiene planta cuadrada y está cubierto con una cúpula lignaria de tracería mudéjar respondiendo a la tipología islámica de la Qubba. Su interior recibe la decoración más suntuosa y delicada del palacio mudéjar, zócalos alicatados, paramentos que poseen arabescos, atauriques y epigrafía con una rica variación cromática.

En la parte superior se sitúa la galería de efigies de los reyes de Castilla desde tiempos de los godos hasta Felipe III, un total de cincuenta y seis reyes. El espacio se cierra por la cúpula, que, partiendo de una estrella de doce puntas, descansa sobre trompas de mocárabes. De la planta alta del palacio, sobresale el despacho y el dormitorio del rey D. Pedro, de construcción coetánea con la planta baja, además del oratorio de los Reyes Católicos

Casa de la Contratación

Cuando Cristóbal Colón protagonizaba su cuarto viaje por el litoral centroamericano, los Reyes Católicos firmaron en Madrid la creación de la Casa de la Contratación, con sede en la ciudad de Sevilla para el control del tráfico con las recién descubiertas tierras del Nuevo Mundo. El lugar escogido estaba orientado hacia el río, muy próximo y perfectamente comunicado. Hasta 1717 permaneció en este inmejorable emplazamiento, cuando se trasladó a Cádiz.

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La que hoy apreciamos es una pieza cuadrada cubierta por una rica techumbre de madera de labores geométricas del siglo XVI, pintada y dorada. El espacio está presidido por un altar-retablo con la Virgen de los Mareantes o del Amparo de los Navegantes, procedente de la desaparecida Capilla. Este cuarto es una sala rectangular que hoy sirve como un espacio de uso cultural y oficial, decorada con cuadros de los siglos XIX y XX, más el lienzo que representa “Las postrimerías de San Fernando” de Virgilio Mattoni (1887), y que es propiedad del Museo del Prado.

Patio de las doncellas

El patio de las doncellas fue el espacio utilizado como espacio público del Palacio del Rey Pedro I, hijo de Alfonso X. Fue construido entre los años 1356 y 1366, y cuya parte central del patio permaneció oculta desde 1583 hasta durante casi 5 siglos, bajo una solería de mármol. Los arriates y la alberca del patio fueron descubiertos por unos arqueólogos en el año 2002, permitiendo así que saliera a la luz la estructura del antiguo jardín mudéjar. Este hecho fue muy significativo para la historia de la arqueología medieval española, adquiriendo de tal manera una mayor relevancia.

Este patio es una pieza cuadrangular, circundado por cuatro galerías, dos de 7 arcos y dos de 5 arcos. Cuenta con una forma hipóstila, formada con pilares de ladrillo, los cuales más tarde fueron cambiados por columnas, y que crea un pórtico corrido alrededor de todo el recinto. En cada uno de los lados del patio, la secuencia de los arcos poli-lobulados se ve interrumpida en su centro por un arco de doble altura. Los arcos con los que cuenta el patio de las Doncellas son apuntados y angrelados, al modo almohade, sobre los cuales se crea un baño de sebka con yeserías cogidas de la misma Alhambra. No hay duda de que estas ornamentaciones junto con la propia estructura del patio representan una gran obra de geometría y simetría.

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La concha, que es símbolo de fertilidad y vida, la mano de Fátima, que es sinónimo de protección, las composiciones geométricas de lazo, la decoración vegetal esquematizada, las cartelas con epigrafía árabe y de estilo cúfico y los escudos de los monarcas españoles se encargan de completar el conjunto y rematar la decoración.

En el centro del patio se puede observar un jardín típico de crucero de origen almohade- madarnasí. A ambos lados de la alberca, se crea una zona de plantación rehundida la cual era frecuente en la época de al Ándalus, establecida con una decoración de arcos de medio punto entrecruzados en ladrillo y separados por columnas de mármol. Además, un zócalo de cerámica recorre la parte inferior del muro, mediante técnica de alicatado.

La obra original del siglo XIV concuerda con la galería baja, mientras que la planta alta es una ampliación que se realizó posteriormente a manos de los Reyes Católicos. El Rey Carlos I de España, V de Alemania, llevó a cabo una gran reforma en el Alcázar de Sevilla con motivo de su boda.

Cabe destacar que en la planta baja había ciertas estancias de las que podían disfrutar algunos invitados, sin embargo, las habitaciones de la planta alta eran de carácter privado. A través del patio de las doncellas, se puede acceder a tres salones del palacio: salón del dormitorio, salón de Carlos V y salón de los embajadores.

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Patio del Yeso

El descubrimiento del patio del Yeso data a finales del siglo XIX, en el año 1885, a manos de Francisco M.ª Tubino. Dicho descubrimiento puso en real valor este palacio, ya que ofrece una gran riqueza por ser el único espacio en el cual aún se conservan restos del antiguo palacio almohade.

El Patio del Yeso está compuesto por un patio rectangular alrededor del cual se distribuyen las estancias. Además, cuenta con una alberca en el centro del patio, lo que permite observar el homenaje que se le hace al agua, algo propio de los palacios islámicos. Esta alberca comunica con la fuente de la Sala de la Justicia por medio de un pequeño canal.

Durante la época almohade, existían dos pórticos que abrían a este patio; sin embargo, actualmente solo queda el pórtico Meridional. Está considerado como una valiosa joya almohade, compuesta por un arco central, en eje con la puerta de la sala de atrás y bordeado por tres arcos menores sobre columnas a cada lado, embutidas a la pared. Sobre ellas, encontramos tres pequeñas oquedades que presentan la misma forma que los arcos anteriormente descritos. Ese muro con tres arcos de herradura ciegos unidos por su arranque recuerdan al arte procedente del conjunto arqueológico de Madinat Al-Zahra, en Córdoba. Asimismo, la estructura que conforma el pórtico es adintelada, lo que quiere decir que los arcos tienen una función meramente decorativa, y que, por tanto, no sujetan peso.

El Patio del Yeso está compuesto por un patio rectangular alrededor del cual se distribuyen las estancias. Además, cuenta con una alberca en el centro del patio, lo que permite observar el homenaje que se le hace al agua, algo propio de los palacios islámicos. El muro frontal del patio cuenta con un estilismo más pobre, presentando tres columnas simples, mientras que el lado izquierdo presenta un estilismo mucho más decorativo y atractivo, en el cual destacan los arcos porticados, formando la llamada galería porticada.

La decoración de los paños se hace con labor de sebka, típicamente almohade y sevillana, una serie de rombos entrelazados sobre arcos poli-lobulados y mixtilíneos. El arquitecto Ahmed Ben Basso, utiliza esta misma labor con los exteriores de la misma Giralda, para así decorar los paramentos exteriores. Estos paños son ciegos sobre el gran arco central, sin embargo, se encuentran abiertos hacia el interior de la galería en el trío de los arcos laterales que se muestran a cada lado del arco principal, un arco de cortina con lacerías esquematizadas.

En la sala que se encuentra justo detrás del pórtico, se han encontrado recientemente restos de decoración pintada con motivos florales del siglo XVI y motivos geométricos del siglo XII.

A este patio se puede acceder a través de la Sala de la Justicia. Además, la galería da acceso a otra estancia mediante dos arcos de herradura sobre una columna intermedia. 

Salón de embajadores

El salón de los embajadores era el salón principal del palacio y cuenta con una exquisita belleza. Recibía el nombre de Al- Turayya (Sala de pléyades) y era el que el Rey Pedro I utilizaba como salón del trono y donde recibía a las personalidades más importantes de su época. El salón tiene una estructura cuadrada, semejante a la “qubba” musulmana del palacio de Madinat Al-Zahra, en la que el cuadrado simboliza la tierra y la cúpula el universo. Cuenta con una bellísima arquitectura y riqueza ornamental.

Durante el siglo XI dicha pieza se encontraba orientada hacia poniente, en dirección inversa a la que tiene actualmente, además de ir precedida de un pórtico tripartito y siendo su entrada principal el que actualmente es el Arco de los Pavones. En la remodelación del siglo XIV, al cambiar de orientación, este salón abrió una puerta con acceso al patio de las doncellas.

Cuenta con una cúpula de madera, la cual puede ser sin duda la armadura más sobresaliente de todo el palacio, y que sorprende a los visitantes tanto por sus proporciones como por su increíble labor de lazo calado, ricamente dorada y policromada. Se trata de una construcción muy compleja denominada media naranja de lazo diez lefe, situada en una de las construcciones más altas del gremio de carpintero. En todo el mundo, solo quedan cuatro medias naranjas como ésta. Todas sus ruedas son de diez y los candilejos son estrellas regulares de 5 puntas. Estas ruedas idénticas se entrelazan de manera infinita y entre esas figuras geométricas también se encuentran presentes los llamados azafates, que son figuras que rodean a los sinos principales.

En la parte alta de la sala hay una faja de castillos y leones y un ancho friso que la recorre, en el que aparecen retratados los monarcas españoles desde el Recesvinto hasta Felipe III, con compartimentos a modo de hornacinas góticas. Estos fueron pintados por el autor Diego Esquivel en el año 1599.

Este salón es conocido como el salón de los embajadores, tal y como indican las inscripciones arábigas que decoran su puerta. Esto causa gran impresión a sus observadores debido a sus equilibradas proporciones y enorme riqueza, constituyendo de tal manera, una de las piezas más importantes y valiosas del Alcázar de Sevilla y de toda la arquitectura mudéjar.

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Sala de la Justicia

La sala de la Justicia es también conocida como sala de los Consejos y fue creada en el primer tercio del siglo XIV por Alfonso XI. Esta sala conformaba el mexuar del primitivo palacio islámico, en la cual tenían lugar las reuniones del consejo de visires. En el año 1248 las huestes de Fernando III El Católico recuperaron la ciudad, y, asimismo, se siguió impartiendo justicia en ella.

Esta sala es la primera obra mudéjar del Alcázar. Se trata de una estancia casi cuadrada. La cubierta de la sala está realizada en madera y posee lacerías, como las qubbas islámicas. Además, ha sido objeto de una reciente restauración con pletinas de acero y otras piezas de madera, las cuales han estabilizado dicho conjunto alargando la vida de la sala. El techo se encuentra decorado en forma de artesa ochavada, es decir, tiene un trazado de lazo de ocho. Es más, en su centro cuenta con un octógono de mocárabes.

En el año 1332, Alfonso XI creó la orden de la Banda, de la que muchos de los caballeros de su corte eran miembros, y tras la victoria de la batalla del Salado en el año 1340, el rey fue quien dio el paso definitivo a la decoración de la sala de la Justicia. La sala se encuentra decorada con labor de yesería en la que se reproduce de manera esquemática la naturaleza y dónde se unen elementos de tradición musulmana y emblemas castellanos. Dicha sala está constituida con motivos heráldicos asociados con la orden de la Banda y con castillos y leones, es decir, los símbolos de la monarquía. Asimismo, destacan también elementos vegetales y epigráficos, como, por ejemplo, iniciales del arte mudéjar, donde en más de una ocasión se pueden leer en caracteres cúficos, la palabra felicidad.

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En el centro de la sala, está presente una fuente marmórea en la cual, el agua, que representa el símbolo de vida en El Islam, es transportada por un canal desde dicha fuente hasta la alberca ubicada en el patio del Yeso. La comunicación que tiene lugar entre los dos espacios es debido a un arco decorado con yesería, sobre todo su intradós.

El conjunto que conforma la sala se complementa con una bancada corrida entre la base de los arcos bajos, y a su vez, está cubierta con azulejos similares a los que rodean la fuente. Esta sala fue utilizada posteriormente para impartir justicia en el reinado de Pedro I, el hijo de Alfonso XI.

Jardines

El Palacio conserva siete hectáreas de jardines de los diecisiete mil metros cuadrados de edificaciones. Sus jardines se pueden dividir en dos partes, una occidental desarrollada ante el edificio del Alcázar con los jardines renacentistas, y otra oriental separadas por los restos de la muralla almohade. 

En la sección occidental se van sucediendo el Jardín del Príncipe, el Jardín de los Infantes o de las Flores, el Jardín de la Calera, el Jardín de Troya, el Jardín de la Danza y el estanque de Mercurio. Todos ellos renacentistas, compartimentados, decorados con fuentes y portadas manieristas, y sin vinculación entre ellos. Estos enlazan con la herencia musulmana. El Jardín del Príncipe es el más antiguo de esta serie. Toma su nombre porque está adosado al Cuarto del Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos.

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El lado oriental del estanque del Mercurio está cerrado por la Galería de Grutescos, realizada a comienzos del siglo XVII y aprovechando un antiguo lienzo de la muralla almohade. Este se prolonga con un mirador hacia los jardines orientales. 

En el siglo XVI, sobre el trazado de la huerta islámica se organizó el gran Jardín de las Damas o de las Cruces. Los setos se coronan con figuras de ninfas de topiaria. La fuente de Neptuno, en el centro del patio, es una obra genovesa de mármol coronada por una escultura de bronce del dios realizada por Bartolomé Morell. Adosado a este jardín encontramos el de la Alcoba, levantado en tiempos del emperador Carlos V sobre lo que habría sido un oratorio y el cementerio real andalusí.

El pabellón de Carlos V protagoniza este jardín, decorado con azulejos y yeserías con motivos mudéjares y renacentistas. En este jardín también se encuentra el Cenador del León, con forma de capilla tras un estanque rectangular con una fuente con un león rampante. Más hacia el sur encontramos el Laberinto, con el Jardín Inglés, el Jardín del Marqués de la Vega Inclán o Jardín del Retiro, el Jardín de los Poetas, el Jardín del Chorrón y el Jardín de la Alcubilla.

Curiosidades sobre el Real Alcázar de Sevilla

Dentro del palacio del Rey D. Pedro encontramos uno de los patios que más gusta a sus visitantes, el Patio de las Muñecas, ya que esconde un reto para todo aquel visitante que se mueva en el ambiente de los misterios. Encontrar las nueve caritas de muñecas que se encuentra por el patio que da su nombre

La leyenda cuenta que, en la Sala de los Azulejos del palacio de D. Pedro se pueden apreciar las manchas de sangre que el rey hizo derramar tras la degollación de su hermano D. Fadrique, a causa de una infidelidad con su esposa. Enzarzados en disputa, el rey acabó con la vida de su hermanastro con una daga, manchando todo el suelo de mármol que hoy podemos ver. 

Ha sido escenario de numerosas películas y series de televisión, como Juego de Tronos. 

Endeudado por el Estado, el Duque de Osuna, D. Mariano Téllez Girón, regaló una de las puertas pertenecientes al Palacio de los Duques de Arcos localizado en Marchena. Dicha puerta fue desmontada, y por deseo de Alfonso XIII trasladada al Real Alcázar.

Horarios para visitar el Real Alcázar de Sevilla

Se encuentra abierto todos los días, salvo los días del 1 y 6 de enero, Viernes Santo y 25 de diciembre. De octubre a marzo su horario es de 09.30 horas hasta las 17.00 horas. Y de abril a septiembre de 09.30 horas hasta las 19.00. La visita general del monumento y jardines es de dos horas, por lo que se recomienda ir con tiempo suficiente para disfrutar de tu entrada. Si lo que queremos es una visita en detalle, necesitaremos unas tres horas. Además, es muy agradable el paseo por los jardines por lo que también puede ser motivo de demora.

Precios para para visitar Real Alcázar de Sevilla

La entrada general al recinto de palacio y jardines es de 13,50 €, en el caso de jubilados y estudiantes de 17 a 25 años, de 5,50 €. Para visitar el Cuarto Alto, el precio de la entrada adicional es de 4,50 €.

La entrada gratuita se reserva para las personas con discapacidad, menores de 13 años, los nacidos o residentes en Sevilla capital o desempleados.

Recuerda que para ahorrar largas colas de espera, se pueden adquirir las entradas online desde la web oficial https://realalcazarsevilla.sacatuentrada.es/, con un recargo de 1 €.

Cómo Llegar al Real Alcázar de Sevilla

Acceder al Alcázar es muy sencillo, se hace a pie desde la Puerta del León, en la Plaza de la Concordia. En esta puerta hay dos entradas, para grupos y reserva previa, y otra para la compra de tickets. Se encuentra a escasos metros de la Catedral y del Archivo de Indias. 

Para llegar lo podemos hacer de numerosas formas, ya que el metro-centro o tranvía nos deja en la puerta del Archivo de Indias. El taxi puede acceder hasta la puerta, y los coches de caballo tienen su parada en la misma plaza. También diferentes líneas de autobús nos deja relativamente cerca del Alcázar, y su paseo puede servirnos de introducción a lo que nos espera en su interior.

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