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El Palacio de la Condesa de Lebrija

El Palacio de Lebrija, en Sevilla, es una de las mejores visitas que podéis hacer si pasáis por esta provincia. Esta casa es una de las mejores de toda la ciudad, con restos arqueológicos de gran valor, como ánforas, columnas vasijas, etc. Cargado de mosaicos y elementos decorativos como los arcos de inspiración árabe y una fachada y planta típicamente andaluza. Representa lo más característico de esta región y, sin duda, es uno de los grandes tesoros que no te puedes perder.

Historia de El Palacio de la Condesa de Lebrija en Sevilla

En este palacio se pueden encontrar restos tanto romanos como árabes, sin embargo, el palacio como tal comienza a construirse como casa señorial con el estilo propio del siglo XV. Por esta razón, la fachada es típica de estilo sevillano realizada en el mismo siglo. Más tarde, entre los siglos XVIII y XX es remodelado y ampliado.

Este palacio pasó por numerosas familias, lo que hace que tenga un estilo tan único, cargado de diferentes influencias. En sus orígenes esta casa pertenecía a la familia Paiba, posteriormente fue propiedad de los condes de Corbos y los condes de Miraflores. En el año 1901 pasa a ser propiedad de María Regla Manjón y Mergelina, quien era la Condesa de Lebrija, a quién debe su nombre. Esta era aficionada a la arqueología, por esta razón lo restaura, para que este palacio pueda albergar la valiosa colección de antigüedades y restos que alberga hoy en día.

Actualmente se puede visitar y puedes disfrutar de todos los encantos y tesoros que tiene que enseñarte este palacio. Mientras paseas por sus pasillos, por su patio central y por todas sus habitaciones, este edificio te trasladará a otra época y viajarás a través del tiempo mientras aprendes acerca de todas las culturas que han dejado su huella en este lugar.

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Horarios de Visita

Podrás disfrutar de este tesoro sevillano todos los días. Está abierto en verano desde las 10 de la mañana hasta las 14:30 horas, y en invierno de 10 a 17:00 horas. Recordad que necesitáis un buen rato para poder verlo entero y tranquilamente, al menos 45 minutos.

Los viernes son gratuitos a las 10, pero el aforo es limitado y, por otro lado, solo se puede visitar la planta baja. 

Nosotros os recomendamos que lo visitéis entero, pues es un tesoro. Se puede visitar por libre pagando la entrada y simplemente deambulando por el palacio, recorriendo sus rincones. También podéis contratar una visita guiada, lo cual es muy útil si queréis aprender acerca de la historia de todo lo que se encuentra en el palacio.

Para los adultos la entrada costaría 12€. Por otro lado, los niños de entre 6 y 12 años pagarían 6€. Y los grupos de más de 15 personas 10€.

Sus Partes

El palacio tiene dos plantas y un patio central. Todas estas estancias tienen algo especial y un tesoro oculto. Merece la pena recorrerlas enteras, para conocer bien este palacio y sus historias y restos de culturas pasadas.

El patio principal

En el patio principal encontramos una mezcla de estilos, el andaluz, el plateresco y el árabe. Está rodeado de galerías y arcos adornados con yesería. Además, todo el patio está lleno de azulejos y los arcos se apoyan sobre unas columnas de mármol espectaculares. 

A pesar de que esto puede resultar ya de por sí bastante especial, sin duda lo más valioso de este patio es el mosaico central. Este mosaico romano data de los siglos II y III y representa escenas de la vida amorosa de Zeus y las estaciones del año. Está sorprendentemente bien conservado, de ahí que tenga gran valor.

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La planta baja

La plata baja está también cargada de tesoros, tanto arqueológicos como pictóricos. Está lleno de estancias de diferentes tamaños, casi todas pavimentadas con mosaicos de origen romano. Estas estancias están cargadas de restos como bustos, colecciones de la época visigoda e incluso restos de origen chino y persa.

Todos estos restos son muy espectaculares y tienen un gran valor, sin embargo, al igual que el patio, esta planta destaca por la cantidad y la calidad de los mosaicos, que pavimentan casi todo el suelo.

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La planta alta

En la planta alta se encuentran estancias muy diferentes a las de la planta baja. En estas estancias se ha mantenido casi intacto el aspecto del palacio en los tiempos de la condesa. En estas habitaciones se pueden ver muebles de la época y objetos personales de la condesa y su esposo. 

Esta estancia es completamente diferente a la baja y enseña otra imagen del palacio, no la de museo, sino la de un edificio que en un tiempo fue el hogar de una persona.

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Cómo llegar al Palacio de la Condesa de Lebrija en Sevilla

El palacio de la condesa de Lebrija está situado en el mismísimo centro de Sevilla. Situado en la calle Cuna, 8, este palacio es un tesoro escondido entre callejones estrechos del casco histórico.

Situado entre la Plaza del Salvador y la zona de la Campana. Puedes aprovechar, llegar andando y disfrutar del paseo por algunas de las calles más antiguas y con más encanto de Sevilla. Si, por otro lado, no tienes tiempo o no te apetece ir andando, hay multitud de autobuses que paran en la Plaza del Duque o la Campana.

Además de los autobuses, el metro de Puerta Jerez tampoco está lejos, a apenas 15 minutos, y el paseo desde la parada, junto a la catedral, merece la pena. También puedes optar por el tranvía, que recorre algunas de las calles peatonales del centro, hasta plaza nueva, a apenas 7 minutos del Palacio.

Vayas como vayas, el palacio no te dejará indiferente, ni tampoco el área que lo rodea y es que, poco hay que decir del centro de Sevilla, porque las palabras no le hacen justicia.

Curiosidades sobre El Palacio de la Condesa de Lebrija en Sevilla

El palacio, además de estar abierto al público como museo desde 1999, alquila sus salones y patios para presentaciones, incentivos, cenas de gala, conferencias, conciertos etc. Si quieres, puedes hacer una celebración en el palacio y disfrutar de esta maravilla de una forma diferente y más privada.

En la planta baja se encuentra una de las joyas de este palacio: la biblioteca. Posee más de 4000 ejemplares. Eso, sin mencionar, las columnas y esculturas romanas, bustos greco romanos y obras pictóricas de Van Dyck, Bruegel el viejo y cuadros de la Escuela de Murillo.

Uno de los grandes tesoros del palacio es el mosaico romano que se encuentra en el patio central, el cual apareció en los terrenos de la condesa. En este mosaico, el medallón central representa al Dios Pan con la flauta, dedicando a Galatea, su gran amor, sus sones y cantos. Ocho medallones representan escenas de aventuras amorosas de Zeus y en las esquinas las representaciones de las estaciones del año. Su gran colección de mosaicos romanos es el motivo por el que se llama al palacio de la condesa de Lebrija, la «casa-palacio mejor pavimentada de Europa».

Dª Regla Manjón, la condesa, fue una ilustre dama, culta y apasionada por la arqueología. Fue la primera mujer académica de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y dos años más tarde fue elegida académica correspondiente por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

A veces se habla del palacio como “el refugio de Roma en la calle Cuna”. Como ya hemos mencionado arriba, esta casa está llena de restos y mosaicos, casi todos de origen romano, lo que nos traslada a esta época de la historia.